7 causas que impiden que acabes tu guion
Consejos prácticos para que avances y acabes tu guion

Cuando escribes un guion por encargo, las constantes peticiones de reescrituras de la productora, la cadena o el director pueden ser un obstáculo para concluir la escritura. En cambio, cuando escribes un guion por propia iniciativa, el principal obstáculo puedes ser tú mismo en lo que se refiere a la escritura. No puedes controlar las interrupciones que trae la vida, pero sí puedes encontrar una solución cuando tú eres el obstáculo para avanzar en tu guion.
Causas que impiden que acabes tu guion
1. Reescribes una y otra vez el comienzo
Quieres atrapar al público con las primeras imágenes, y reescribes el comienzo una y otra vez. Es probable que esta ta obsesión te impida avanzar más allá de las primeras diez páginas.
Otras veces, reescribes el comienzo porque no encuentras cómo enlazar las escenas iniciales con las escenas que tienes en mente que quizás estén a la mitad del guion
Una buena práctica de trabajo es no seguir el orden del guion, sino escribir aquellas partes que vislumbras. Por otro lado, no sería raro que en la escritura o reescritura descubras el principio adecuado para tu historia.
2. Quieres imitar la última producción que te ha fascinado
Hace años, tenía este problema: cuando me fascinaba una película desconocida, solía pensar: «Tengo que hacer algo parecido» o «¡quiero hacer eso!». Esto me llevaba a reconsiderar el tono de mi historia o incluso el guion entero.
Las ideas surgen espontáneamente y, en ocasiones, pueden ser un obstáculo más que una ayuda en la escritura de tu guion. Ten cuidado con el entusiasmo. Pregúntate: ¿esto que me fascina enriquece mi historia o mis personajes, o solo es un añadido artificioso? Si me planteo un nuevo tono, ¿no desvirtuará la historia?
Este problema suele surgir cuando la historia apenas es un esbozo y los personajes no están desarrollados. En este caso, el mundo de ficción está abierto a posibilidades. Para no perderte, hazte esta pregunta: ¿qué director de cine te gustaría que dirigiera la película que pretendes escribir? No te limites a directores de tu país. En la imaginación, todo es posible. Puedes pensar en Spielberg, Wes Anderson o Greta Gerwig.
Si ya tienes tu historia avanzada y no quieres desviarte de ella, considera no ver películas y series nuevas mientras escribes tu guion. Escoge películas que ya conoces o lee novelas.
La técnica de composición de álbumes de David Bowie podría ayudarte descubrir qué elementos debes resaltar en tu obra para enfocarte en ellos, además de mejorar tus diálogos.
3. Ves un tráiler con una historia que «se parece» a la tuya y abandonas tu guion
Meses después, ves la película o la serie y descubres que el parecido con tu historia se reduce a un par de elementos comunes del género. Lo peor es que has detenido tu escritura por un temor infundado.
Primero, piensa que un tráiler revela muy poca información de la historia. A veces, incluso crean expectativas falsas.
Segundo, recuerda cuántas películas tienen argumentos similares, pero se perciben como diferentes: el espía que necesita obtener información, el forastero que busca venganza, el extraño visitante, los inquietantes vecinos, chico conoce chica, vacaciones familiares.
¿Y si resulta que más de un elemento coincide entre la película y tu historia? Reflexiona si esas similitudes son estéticas más que de fondo. Piensa en qué es diferente en tu historia. Medita si en ese proyecto has puesto tu alma o si es solo un producto. Si has puesto tu sinceridad y tus instintos, el proyecto es único, porque lo que tú tienes dentro solo es tuyo.
A veces, la diferencia está en los personajes. Un ejemplo claro: hay un cadáver, un detective, unos sospechosos. En esta trama, el detective marca la diferencia.
Prueba a imaginar tu guion protagonizado por distintos actores o dirigido por diferentes cineastas y notarás que el elenco ideal refleja un tono distinto. Yo querría ver muchas de películas reimaginadas por Peter Stults en carteles de cine como Matrix o Resacón en las Vegas o Al servicio de su majestad.


4. Quieres incluir todas las voces de todas las personas respecto a un tema
Con 8.000 millones de personas en el mundo, es imposible dar voz a todas. No digo que haya guionistas que quieran incluir millones de voces en sus historias, pero quería llamar tu atención sobre este punto.
Muchos guionistas se sienten insatisfechos porque consideran que su obra no está completa sin ciertas perspectivas. Suele ocurrir cuando se trabajan guiones que abordan cuestiones sociales. Por supuesto, es conveniente que un guion sea rico en ideas, pero se debe establecer un límite de personajes porque se corren dos riesgos:
Acabar creando personajes estereotipados y poco desarrollados, aunque no fuera la intención inicial.
Acabar diluyendo la fuerza de la historia.
Cuando tu historia aborda temas sociales, debes seleccionar un grupo reducido de personajes que refuercen tu propuesta y tu mensaje. Cuantos más personajes, más se diluye la fuerza de la historia.
Recuerda que el drama y la comedia residen en la concentración. Como dijo el guionista William Goldman (Todos los hombres del presidente, Poder absoluto, La princesa prometida): «Escribir es meter a un grupo de personajes en líos». Así que, es preferible tener unos pocos personajes bien desarrollados que cien apenas esbozados.
Un ejemplo lo tenemos en Full Monty que se centra en seis obreros de la construcción en paro con distintos dilemas personales, mientras que los otros personajes de esta película son episódicos. También es un ejemplo la sobrecogedora Bailar en la oscuridad, que tiene como protagonista a una migrante checa y madre soltera que trabaja en una fábrica.
5. Te empeñas en que un personaje esté en tu guion, aunque no encaje
Duele eliminar a un personaje que ha estado contigo durante meses, aunque no sepas qué hacer con él porque interactúa de manera forzada con otros personajes, no influye en las tramas ni aporta nada, salvo el chiste o la ocurrencia que te hizo pensar que deberías incluirlo.
Si realmente te parece un personaje interesante, escribe una historia en la que sea el protagonista.
6. Quieres convertir el guion en un vehículo para todas las ideas que tienes sobre el mundo
Esta ambición quizás tendría mejor lugar en una novela. Como señaló Umberto Eco: una novela puede contenerlo todo, desde hechos históricos y culturales hasta reflexiones filosóficas y observaciones sociales. Eco menciona como ejemplos Guerra y Paz (587.000 palabras en ruso), El hombre sin cualidades (980.000 palabras en el italiano) o En busca del tiempo perdido (1.267.000 palabras en francés).
Piensa que un guion de 120 páginas tiene entre 15.000 y 20.000 palabras. ¿Cómo introducir todas las ideas que tienes sobre la vida en 120 páginas? Corres el riesgo de un cine teatralizado donde los personajes solo hablan y hablan.
Para un guion es mejor concentrarse en una idea o tema y explorarlo en profundidad.
7. No quieres escribir una línea hasta no haberte documentado exhaustivamente
El afán de perfeccionismo o el miedo al fracaso pueden llevarte a posponer la escritura de una historia hasta tener toda la documentación que consideras necesaria.
Es innegable que algunos guiones requieren una documentación específica. ¿Cómo podrías escribir un guion sobre las intrigas palaciegas de la España nazarí sin una investigación mínima sobre el período histórico y las costumbres?
El problema surge cuando consideras que la investigación inicial es insuficiente. Este fue el caso de Stanley Kubrick, quien dedicó cinco años a recopilar notas y tomar 15,000 fotografías de objetos y pinturas del siglo XVIII para su proyecto sobre Napoleón. Sin duda Kubrick hubiera seguido documentándose, pero Metro-Goldwyn-Mayer canceló el proyecto debido al desinterés del público por el cine histórico, reflejado en el fracaso de producciones contemporáneas sobre Napoleón. ¡Qué poco duran las modas!
En el pasado, también caí en esta obsesión hasta que comprendí que, como guionista, mi labor era escribir la historia, dejando aspectos como la ambientación, el atrezo y las localizaciones en manos de otros profesionales.
Si te enfrentas alguno de estos problemas, quizás pueda ayudarte. Mira qué puedo hacer por ti en la siguiente imagen o si lo prefieres contacta conmigo en LinkedIn.
Estoy de acuerdo con todas y agregaría, además, la confianza en uno mismo.
El artista, en general, es alguien que no cree en lo que hace. Piensa que lo hace mal, aunque haya un ejército de personas que elogian su trabajo. Lo importante es que tranquilice, respire y confíe en el proceso. Ya habrá momento de críticas y revisiones; pero no es cuando se está escribiendo una idea. Primero debe quedar sobre el papel.