Reescribe tu guion como si fuera para el cine mudo
7 técnicas para escribir diálogos (1 de 7)
Introducción
La escritura de diálogos debería surgir de manera natural. Es probable que estos diálogos espontáneos sean torpes o ingenuos o pedantes o excesivos en la exposición de las emociones o, por el contrario, tibios. (Por supuesto que si tenemos un personaje ingenuo lo mostraremos a través del lenguaje que emplea; no obstante, los otros personajes del guion se expresarán con distintos grados de «sabiduría de la vida»).
Sea cuales sean las características de estos diálogos en borrador, no pienses que escribes porquería. Recuerda a los escultores, ellos tallan mármol. «Intento liberar al ángel encerrado en la piedra», dijo Miguel Ángel. Considera que lo que llamas porquería es un bloque de palabras: tu piedra para tallar con tachones. Eres un escultor o tallador de palabras.
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Otras veces, los diálogos surgen a trompicones, no tenemos claro cómo avanzar o nos torturamos midiendo cada frase buscando un efecto específico o para demostrar que tenemos estudios superiores, como señala Stephen King en Mientras escribo.
No te tortures, haz bloques de palabras.
Ya sea que tengamos material para pulir o necesitemos inspiración, las siguientes técnicas de guion pueden ayudarnos a sacar el guion adelante o «salvar el día».
Primera técnica: reescribe tu guion como si fuera para el cine mudo
He leído cerca de 250 borradores de guion desde 1998. En muchos, encuentro más de una escena en la que dos personajes abordan múltiples temas o tramas sin profundizar en ninguna. Esto provoca dos problemas:
Puede crear confusión en el público.
Se diluye el impacto de lo que realmente desea contar el guionista en esa escena.
Este fenómeno suele ocurrir cuando el autor intenta incorporar todo lo que considera importante para la trama en cuanto encuentra una oportunidad como una reivindicación social, una cuestión histórica y el porqué de la decisión de María. Pero recordemos que una rosa roja destaca en el desierto, pero no en un jardín.
Una solución simple, en algunos casos, es el relevo de temas: primero se trata la cuestión menor y luego se trata la cuestión mayor. Por ejemplo, un comisario pregunta al subcomisario cómo va el asunto del robo de aceite de oliva y a continuación «¿y lo del viejo desaparecido?» De esta manera no se solapan los temas. Pero esto no siempre es posible.
Otra solución es la que da título a la técnica: Reescribe tu guion como si fuera para el cine mudo De este modo evitarás lo que Hitchcock consideraba «teatro filmado» a no ser que este realmente sea tu propósito. (Nada debería ser fruto del descuido; si hay un «error» debería ser a posta y tendrá un propósito).
Si no conoces el cine mudo, atrévete a ver películas como Amanecer o El último, ambas de F.W. Murnau. La segunda carece de intertítulos (carteles de diálogos), y créeme, no los necesita.
Por supuesto que hay cine contemporáneo con poco o ningún diálogo como The Artist, WALL·E, Under the Skin, Gravity o Un lugar tranquilo, pero quiero que imagines que escribes una película muda y solo puedes usar un intertítulo para guiar al público en cada escena. ¿Qué tendría escrito ese cartel? ¿Un fragmento de narrativa? ¿Un diálogo?
Si es un fragmento de narrativa: hazlo aún más visual o escribe un diálogo que lo supla. Una vez identificado ese mensaje esencial, construye a su alrededor los demás diálogos, de manera que siempre resalte ese mensaje, no que esté ahogado.
Incluso, ¿por qué no? Ese diálogo podría ser el único que necesites en la escena.
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Pronto, otra técnica para mejorar diálogos.
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